Celebraciones Litúrgicas

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Don Paulo Henrique Machado, de 36 años, brasileño, Vice-coordinador de la pastoral de Nova Iguacu, fue asesinado el 25 de julio del 2005 por un comando armado. El cuerpo fue hallado a bordo de su automóvil bajo un viaducto en la periferia de Río de Janeiro, sin reloj, sin el móvil y sin la cartera. El móvil del delito debería buscarse en la actividad del sacerdote en el campo de los derechos humanos, labor en la que estaban en contra las bandas criminales locales. Era descrito como un sacerdote joven, alegre, activo, que trabajaba por dar paz y serenidad en los barrios donde operaba. En particular, seguía un grupo de apoyo a las familias de las víctimas de la matanza ocurrida en el barrio de Nova Iguacu, uno de los más violentos de la periferia. También había denunciado en varias ocasiones los abusos de los narcotraficantes.

Don Godwin Okwesili, de 42 años, nigeriano, fue asesinado el 2 de agosto del 2005 en la St. Dominic Catholic Chruch de Yaba, en Lagos (Nigeria). Por la tarde, se presentaron tres hombres jóvenes en su residencia con la excusa de entregar un paquete a uno de los sacerdotes y provocaron intencionadamente una animada discusión. Cuando el sacerdote salió de su habitación para ver que era lo que estaba sucediendo, fue inmediatamente asesinado delante de la puerta de la habitación.

Don Jesus Adrián Sanchez, de 32 años, sacerdote colombiano de la diócesis de Espinal (Tolima), Párroco de El Limon, fue asesinado el 18 de agosto del 2005 mientras estaba teniendo una lección de religión en el instituto Camacho Angarita, en la zona rural de Chaparral (Tolima). Alrededor de las 10 horas de la mañana, un hombre armado irrumpió en el aula y obligó al sacerdote a salir. Después disparó contra él, asesinándolo. El sacerdote trabajaba activamente sobre todo en la atención pastoral de los jóvenes, a quienes intentaba convencer de todos los modos posibles a que no abandonaran los estudios y no se unieran a las filas de los guerrilleros y violentos. El Presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana condenó en un comunicado, el acto "violento y sacrílego", implorando la conversión de los autores del horroroso asesinato y exhortando al pueblo colombiano a pedir al Señor la ayuda necesaria "para superar la cultura de violencia y muerte que no respeta la vida de quienes son constructores de Paz y testigos de la verdad y la vida".

Don Vicente Rozo Bayona, de 50 años y Don Jesus Emilio Mora, de 65 años, sacerdotes colombianos de la diócesis de Ocaña, párrocos de las únicas dos parroquias de Convención, fueron asesinados la mañana del 15 de agosto del 2005 cuando iban a una celebración. Los guerrilleros atacaron el vehículo en el que viajaban los sacerdotes en la calle Teorema-Convención, en la localidad de El Diviso (Colombia) con ráfagas de metralleta, matando a los sacerdotes y a otras dos personas que viajaban con ellos, encargados de la construcción de un cuartel en la zona. Los guerrilleros del ELN, por medio de un comunicado difundido en los días siguientes, admitieron su responsabilidad en el acto criminal, pidiendo perdón ya que se habéa tratado de un trágico "error" debido al conflicto en acto en la zona. La Conferencia Episcopal Colombiana definió el suceso, en un comunicado, como "un crimen atroz", condenando los autores morales y materiales de este acto violento y "sacrílego", que "atenta a las aspiraciones de reconciliación y de paz que la Iglesia predica".