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Primer Párroco

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Pbro. Lic. Luis Velázquez Romero .:. Notas Póstumas
(1953-2005)

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(No. 942 30 de Octubre al 5 de Noviembre del 2005)
"La vida de Luis no se acaba, sino que se prolonga en la eternidad"
"El padre Luis quiso transformar su entorno con la fuerza del Evangelio"

Homilía del Padre Eduardo Matrínez en la Celebración de cuerpo presente del Padre Luis Velázquez Romero el pasado martes 25 de Octubre en Ntra. Señora de Guadalupe, Zona Río.
PRESENCIA
Tijuana, Baja California. México.

Excelentísimo Señor Obispo Rafael Romo Muñoz, cuarto Obispo de Tijuana, nuestro hermano el Padre Luis Velázquez, nuestros hermanos sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas, comunidad de San Miguel Arcángel, Santa María Reina, familiares y amigos; hoy estamos congregados para orar al Señor de la vida, a Cristo que murió y resucitó para hacernos participes de su inmortalidad por nuestro hermano Luis que fue llamado a su presencia.

Hace algunos días nos encontrábamos en una reunión nacional de padres espirituales y entre las pláticas que surgían los alumnos de una y otra iglesia en particular, algunos de los Misioneros de Guadalupe preguntaban por dos de nuestros sacerdotes que estuvieron en un momento en su familia religiosa, uno de ellos es el Padre Luis Velázquez, era recordado por ellos como un joven entusiasta, divertido, tenaz; también preguntaban por algunos que fueron compañeros suyos en su estancia en Roma mientras realizó estudios de Derecho Canónico, es una persona humilde, amable.

Creo que de ello podemos dar testimonio, como su familia, la comunidad San Miguel Arcángel, como familia presbiteral, su familia parroquial y de las distintas comunidades donde él estuvo prestando su servicio como Sacerdote y como diácono.

Es obvio que el hecho de su muerte nos entristece, ante ello la expectativa de una sociedad y de una iglesia, realmente no existe ninguna situación donde la muerte pueda ofrecerse como paso al acto que se haya cometido, la iglesia se opone a la pena de muerte no la aprueba ni a un en los casos de los más grandes.

Es obvio que nosotros no podemos dejar de ver con dolor lo que ha sucedido, como ha terminado la vida terrena de nuestro hermano Luis, la voz que está en nuestras conciencias nos invita a ver en este suceso trágico, no una vida que termina y cómo Dios nos ha dicho en su palabra, el hombre fue creado para la vida eterna, para una vida que no acaba, Dios ha venido a salvarla.

La muerte de nuestro hermano Luis tiene la plena confianza en Cristo muerto y resucitado por nuestra salvación. La vida de Luis no se acaba, sino que se prolonga en la eternidad y que si bien en este momento difícil que estamos pasando será sin duda confortar este encuentro con todos nosotros en nuestra casa, en la casa de nuestro Padre.

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