¿Por qué comemos tamales? el día de la Candelaria

Autoría de: P. José de Jesús Aguilar Valdés y Pbro. Sergio G. Román.

En México la fiesta se ha caracterizado desde varios siglos atrás por la presentación de la imagen del Niño Dios al templo para que sea bendecida junto con algunas velas. También  se presenta a los niños y niñas para que reciban la bendición.

En este tiempo cercano al día 2 de febrero no es raro ver en algunos lugares el siguiente anuncio: SE VISTEN NIÑOS DIOS. Y es que en nuestras familias estamos acostumbrados a compartir lo que tenemos con las personas que amamos. Por esta razón, así como cuando festejamos a alguien nos preocupamos de que ese día estrene ropa, también queremos que el niño Jesús estrene ropa el día de su fiesta, porque lo consideramos parte de la familia.

La tradición manda que este padrino de niño ofrece tamales a sus compadres o al revés, en señal de agradecimiento. Los tamales son alimento típico de todo México y de algunos países que comparten nuestra herencia indígena.  Es un signo de amistad. Se invita como padrinos del Niño a personas que uno aprecia y con las que quiere uno estrechar la relación de amistad, ligándola con algo tan sagrado como el mismo Niño Jesús.

¡Ideas claras para evitar confusiones!

Es necesario tener muy claras algunas ideas para que no nos desviemos de nuestra fe.

1.- Cristo nació y fue niño, pero también murió por nosotros en la Cruz y resucitó, de tal manera que la imagen del Niño Jesús que tenemos en nuestra casa es solo eso, una imagen que nos recuerda que el Hijo de Dios se hizo hombre por nosotros.

2.- Aunque no tengamos una imagen en nuestra casa Dios está con nosotros. Las imágenes nos ayudan a sentir más su presencia y a pensar siempre en EL.

3.- Las imágenes por ello deben de ser bellas, dignas y tratadas con decoro. Por eso las cuidamos, las limpiamos y hasta las vestimos como una forma de rendir homenaje a Dios y a sus santos.

4.- Pero las imágenes no sienten y por eso no tenemos que pensar como aquella señora que decía: “Es que si no le pongo su ropita va a tener frío el niñito Jesús,  o como aquella otra que decía: “Yo cada año le cambio su ropita al niñito, no sea que se me vaya a poner triste o a enojar”.

Sigamos con nuestro amor a Dios, a Cristo y a los santos. Aprovechemos que las imágenes nos hacen sentir más su presencia. Sintamos que Cristo es parte de nuestra familia, pero no caigamos en errores que desvíen nuestra fe y se conviertan en motivo para que los 2católicos seamos criticados como idolatras.

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